viernes, julio 28, 2006


Nace un mito



Soy malo, hace tiempo que lo sé". Lo confiesa Cal Trask (James Dean) ante la Biblia cuando su padre le obliga a leer unos versículos en las primeras escenas de la película. Una maldad que a medida que avanza la historia se descubre que no es tal y que esconde detrás de sus actos de rebeldía una exquisita sensibilidad.
James Dean (1931-1955) humaniza a su personaje en Al este del Edén hasta tal punto que hace que el espectador comparta su angustia a lo largo de la narración. Su interpretación, en su primer papel protagonista, fue completa, y a partir de esas imágenes Dean quedaría como uno de los mayores mitos de la historia cinematográfica, cualidad que más tarde se vería revalidada en Rebelde sin causa y Gigante.
Su lenguaje corporal transmite una fuerza arrolladora que le permite mostrar al espectador sus sentimientos y la zozobra interior que padece. Se muestra como un personaje extraño, de profunda melancolía y con un poder misterioso en su mirada.
El escritor John Steinbeck, premio Nobel de Literatura en 1962, describió en su obra literaria la eterna lucha de las gentes que dependen de la tierra para sobrevivir en las situaciones más adversas. Cuando el director Elia Kazan quiso adaptar la novela de Steinbeck al cine, al parecer sólo se fijó en las 70 últimas páginas del libro, para mostrar el conflicto entre dos hermanos por ganarse el afecto de su padre. La supuesta rivalidad entre ambos es falsa y en el fondo los dos sienten admiración y un profundo cariño. La película viene a demostrar que en el hombre existe bondad, a pesar de las engañosas apariencias.
Elia Kazan refleja en Al este del Edén el asfixiante mundo que padece la familia Trask, en el que Adam, un hombre de costumbres estrictas y severas, intenta educar en el recto camino a sus hijos Aron y Cal, tras haber sido abandonado por su mujer. Nadie de la familia se atreve a pronunciar el nombre de ella. Aron es trabajador, obediente y cumplidor. Cal, inquieto y siempre insatisfecho, y no está dispuesto a soportar el silencio que rodea la vida de su madre. Él cree, y secretamente su padre, que ha heredado el carácter rebelde de su madre y ahí radica la tensa relación entre padre e hijo. Un día, Cal se siente extrañamente atraído por Cathy Adams, una misteriosa mujer que regenta el burdel más célebre de la región. A partir de ese instante, la maldición caerá sobre Cal.
Kazan eligió a James Dean por su similitud con el personaje: introvertido, tosco, melancólico y apasionado. Fue su gran valedor ante la Warner, y su interpretación impresionó tanto al público como a la Academia, que le propuso para el Oscar, galardón que ese año se llevó Ernest Borgnine por su fantástica interpretación en Marty.
El protagonista de Al este del Edén no acudió al estreno de la película. Sí se encontraban en la sala de proyección Marilyn Monroe y Marlene Dietrich, que trabajaron en esa ocasión como acomodadoras. Días después, Dean vio su película pasando inadvertido en las filas del cine, como un espectador más. Su fulgurante carrera y su corta vida finalizaron a los 24 años en un accidente de automóvil. Su rostro eternamente joven permanece en los espectadores como un icono de la cultura del siglo XX.

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