lunes, septiembre 25, 2006

Los problemas de la educación


La ministra de Educación, Mercedes Cabrera, aprovechó ayer su comparecencia en la sesión de control al Gobierno en el Senado para responder en los pasillos a la publicación del informe de la OCDE que sitúa a España a la cola de Europa en gasto educativo. "Los datos son anteriores al curso 2003-2004", explicó la ministra, con lo que el periodo analizado en el estudio queda casi íntegramente en los años de Gobierno del PP.
Además, trató de relativizar los datos afirmando que actualmente la escolarización es universal, mientras que en otros periodos no ha sido así. Cabrera recordó que el gasto aumentó en el curso pasado un 19% y este año se espera que el aumento llegue al 27%. En cualquier caso, quiso "lanzar un mensaje de que prolongar los estudios es bueno para la vida de las personas", en respuesta a los datos que indican un 30% de fracaso escolar. Cabrera consideró que este era uno de los datos más preocupantes del informe.
Ley socialistaLa secretaria ejecutiva de Política Social y Bienestar del Partido Popular, Ana Pastor, aseguró por su parte que "el sistema educativo español, basado en la aplicación de la LOGSE que aprobó el Gobierno socialista [en 1990], ha dado unos malos resultados y ha llevado a España a la cola de todos los países de la UE", según una nota de su partido.
El informe de la OCDE recoge "los resultados de la LOGSE. Nuestra ley no han dejado que se aplique", dijo Pastor, en relación con la Ley de Calidad que aprobó el último Gobierno de Aznar. Pastor, a la vez, lamentó que el Ejecutivo haya aprobado una nueva ley que es la LOGSE "agravada". "El Partido Socialista, no sé si por empecinamiento, ha vuelto a reiterar ese error, un error que cesó a la ministra de Educación al día siguiente de aprobarse la LOE", afirmó.
Por su parte, la Federación de Trabajadores de la Enseñanza (FETE) de UGT y la Confederación de Sindicatos de Trabajadores y Trabajadoras de la Enseñanza STES exigieron mayor inversión en educación frente al fracaso escolar, informa Efe. El secretario general de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras, José Campos, afirmó que la Ley Orgánica de Educación (LOE) avanza en el camino adecuado para poner remedio a los grandes problemas educativos, informa Servimedia.

Los problemas de la educación




Los expertos exigen más gasto público para frenar el deterioro de la educación en España
Sin un aumento sustancial de los recursos públicos, la educación en España corre el riesgo de deteriorarse aún más de lo diagnosticado por el reciente informe de la OCDE, que sitúa a España a la cabeza del fracaso escolar -con el 30% en la educación obligatoria- y a la cola de la inversión. Ésta es una de las conclusiones de los expertos consultados por EL PAÍS, que coinciden en la necesidad de tomarse en serio el tirón de orejas del organismo internacional y poner énfasis en encauzar la creciente llegada de inmigrantes.
MARIANO F. ENGUITA Catedrático de Sociología"No hay ninguna catástrofe; la cifra del 30% de fracaso escolar es muy alta, sí, pero no es nueva, hace 30 años teníamos el mismo porcentaje, sólo que entonces, además, los chicos salían de las escuelas a los 14 años. Ahora la sociedad es más rica, y nos mantenemos penosamente. Los problemas tienen que ver con la inmigración, aunque no especialmente. Ni siquiera la distribución de los inmigrantes es el gran problema, porque eso sólo ocurre en algunas escuelas, luego hay que verlo centro por centro. Y tampoco el idioma es la causa: hace tiempo que los profesores no se habían encontrado con chicos tan educados respetuosos y con un castellano tan estupendo. Pero no hay que minimizar el problema. Efectivamente hay que distribuir bien a este alumnado entre toda la red educativa, incluidos los centros privados puros, aunque haya que concertarlos". Enguita cree además que se necesita dedicar a los alumnos más tiempo y suavizar el paso de la primaria a la secundaria.
ROSA MARÍA CANO Directora de instituto"El gasto en educación sigue siendo insuficiente. Con los medios que tenemos no podemos atender de forma individualizada a los escolares. Nos faltan otros profesionales en los institutos, como trabajadores sociales, que hagan de puente entre las familias y los centros y reducir el número de alumnos por clase. Los institutos deben tener autonomía para diseñar programas que se ajusten a las necesidades de sus alumnos y poder prestar más atención a la lectura, la comprensión, el razonamiento; dedicamos mucho tiempo a contenidos muy extensos y a veces obsoletos". Rosa María Cano, cree además, que hace falta un reciclaje del profesorado: "Deben actualizar su metodología".
LOLA ABELLÓ Confederación de Padres"Se necesita más inversión, pero también hay que ver dónde y cómo se invierte. Hay que insistir a las comunidades autónomas en que dediquen más recursos a la educación y permitir a los centros que se organicen a su modo, porque están dentro de una población determinada y deben atenderla con las necesidades que requiera. Para el éxito escolar hace falta un compromiso entre profesores alumnos y familias. Creo que se puede lograr porque ahora los padres están más preparados aunque no más movilizados. La distribución del alumnado inmigrante entre todos los centros públicos es necesaria, y apoyar sobre todo a la escuela pública". Lola Abelló confía en que las políticas municipales contribuirán a mejorar la educación.
FERNANDO SAVATER Catedrático de Ética"La educación debe ser una preocupación pública. De la sociedad, por encima de lo que quieran las familias, pero debe contar con la complicidad de todos. Y su importancia no radica en que forma profesionalmente, sino en la formación integral para aprender a ser capaces de convivir. Entre las causas del fracaso, Savater detecta, "cierto desprestigio de la figura de la escuela y la falta de posibilidades para la disciplina. Parece que sólo se espera del profesor que sea un animador cultural. La importancia de la escuela también se está poniendo en entredicho, hay gente que prefiere educar a sus hijos en casa y deben saber que lo importante es asistir a la escuela, es más importante que los contenidos". "Los adultos sabemos que los chicos tienen que educarse pero ellos no lo saben, así que hay que obligarles", añade. Y opina que sería bueno prestigiar la formación profesional. Debe haber un pacto global por la educación, para ponerla a resguardo de los vaivenes electorales. Y debe contar con una financiación respaldada a escala nacional".
JOSÉ MARÍA SALGUERO Orientador de secundaria"Tengo una visión optimista. El fracaso es alarmante, pero es el menor de nuestra historia. Se necesitan recursos, sí; prueba de ello es que los resultados son distintos por comunidades, pero se está trabajando ya en los centros con medidas dan resultados. Llevo 30 años en la enseñanza y por primera vez tenemos alumnos que han optado por programas escolares adaptados a sus necesidades y han saltado con éxito al bachillerato y la Selectividad. Los profesores ya no se preguntan qué hacen estos chicos de 16 años aquí, sino cómo atenderlos". Por último, Salguero dice que "el problema no son los inmigrantes, eso es un mito, los hay de todas clases".
MANUEL DE CASTRO Religiosos de la enseñanza"El fracaso escolar no tiene que ver con los inmigrantes, quizá algunos tienen más problemas con el idioma, pero el fracaso ya viene de antes, desde hace años. Y no se soluciona sólo con inversión, hay que saber en qué se gastan los fondos", dice el presidente de la Federación de Religiosos de la Enseñanza. "Tampoco se corrige haciendo repetir a los alumnos, sino con motivación. Tampoco podemos adaptar el nivel a cada alumno, porque luego quedaríamos en evidencia en las evaluaciones internacionales". Reivindica un pacto nacional que "despolitice la educación".
ISABEL BRINCONES Formadora de profesores"No es posible que un 30% de nuestra población escolar de secundaria tenga problemas de falta de desarrollo cognitivo (sería un serio problema clínico), más bien parece ser una falta de actitudes o aptitudes necesarias para aprender lo que los profesores queremos. El fallo es que los estudiantes llegan a la secundaria con una falta de destrezas, como la comprensión lectora y la resolución de problemas. Parece que en estos momentos es difícil encontrar quien se sienta responsable de enseñar destrezas básicas. Y la falta de valores que se advierte claramente en la sociedad podría estar relacionada con la importante falta de interés por aprender que viene detectándose en los jóvenes. Es preciso dar a los profesores herramientas para mejorar sus condiciones y su actitud hacia la enseñanza". "Quizás la causa más profunda del fracaso es lo poco que creen en la educación la mayor parte de los estamentos de nuestra sociedad".
PATRICIO DE BLAS Consejo Escolar del Estado"El fracaso no es igual en las diferentes comunidades autónomas, ni en las diferentes zonas ni en los distintos centros, ni por asignaturas", explica el presidente en funciones del Consejo Escolar del Estado. "Hay dos polos del problema, los alumnos y los profesores. De los primeros hay que tener en cuenta su procedencia cultural, la economía familiar y su interés por los estudios de sus hijos, así como su propia motivación. Del lado de los profesores, y del conjunto del sistema, hay que ponderar la pertinencia de lo que se exige a los alumnos (tantas asignaturas, programas recargados), la competencia, el convencimiento y la habilidad de los profesores y, por supuesto, los medios que se destinan".


Los problemas de la educación En las fronteras del gueto

Más de 50 centros de Madrid, Valencia, Cataluña y País Vasco, casi todos públicos, tienen más de un 70% de alumnos extranjeros
Una mañana de la primera semana de clase en Madrid. Justo detrás de la estación de tren de Atocha, los escolares, de 6 a 12 años, entran en el colegio público Menéndez Pelayo. El 72% de los alumnos (casi el 90%, según CC OO) procede de otros países. "Eso puede llegar a ser un problema", asegura Dolores Blanco, madre de dos de las alumnas españolas del centro. "Convencida" de que la escuela pública "funciona bien", admite que la concentración de inmigrantes, con la complejidad de realidades educativas y sociales que ello implica, desborda en muchas ocasiones a los docentes. En el mismo barrio, a sólo 200 metros de ese centro, hay "otro mundo", dice Blanco. Es el colegio concertado (privado sostenido con fondos públicos) Salesianos de Atocha. Allí, sólo el 10% del alumnado es extranjero.
Más de medio centenar de centros de primaria (de 6 a 12 años) de Madrid, Valencia, Cataluña y País Vasco tiene un porcentaje de alumnado extranjero superior al 70%, prácticamente todos centros públicos. 26 de ellos están en la ciudad de Madrid, al menos 12 entre Valencia, Alicante y Castellón, otros 11 en Cataluña (principalmente en Barcelona y Girona) y dos más en Vitoria. Los expertos coinciden en que la presencia en las aulas de escolares inmigrantes no representa una dificultad para el sistema por sí misma; sin embargo, sí resulta un problema cuando se produce una excesiva concentración.
La pública está asumiendo la educación de los chicos y chicas con más dificultades, entre los que se encuentran, en muchos casos, los inmigrantes. "Los circuitos escolares jerarquizados, con centros de primera y de segunda, se generalizaron en los años noventa en Nueva Zelanda o Reino Unido, y en España está empezando a ocurrir", aseguraba este verano en un curso de la Complutense el secretario general de Educación, Alejandro Tiana, para explicar la necesidad de escolarizar equitativamente a los alumnos con más dificultades. La escuela pública española acoge al 67,5% del alumnado de enseñanzas no universitarias (infantil, primaria, secundaria, bachillerato y FP), pero escolariza al 79% de los colegiales de otras nacionalidades. Dos de cada cinco alumnos extranjeros están en primaria.
En la ciudad de Madrid, donde se concentra la mayor parte de la escuela concertada de la comunidad, ésta acoge el 53% de los escolares y el 32% de extranjeros. De los 26 colegios con más del 70% de inmigrantes -la mayoría en los barrios de Centro, Ciudad Lineal y Carabanchel- sólo siete son concertados. El pago de diferentes actividades extraescolares o del uniforme es una barrera económica para que muchos de ellos accedan a la concertada. Además, "las administraciones permiten a la concertada no reservar plazas durante el curso para alumnos con necesidades educativas especiales porque tienen mucha demanda. Así, cuando los chicos extranjeros llegan a mitad de curso -la mayoría de ellos- se les envía a la pública", asegura Paco García, responsable de la Federación de Enseñanza de CC OO en Madrid.
Uno de los grandes problemas que representa esta situación es que, en ocasiones, sale perjudicada la imagen de la escuela pública -aunque la inmigración no tenga por qué significar que baje el nivel educativo-, por lo que muchos padres españoles optan por llevar a sus hijos a colegios subvencionados. Según un estudio de CC OO, en los últimos años la escuela pública madrileña ha perdido a un 8% del alumnado español en favor de la concertada.
Aunque ni la ausencia de extranjeros es sinónimo de calidad, ni la concertada garantía de gran nivel educativo, los docentes convienen una y otra vez en que la concentración excesiva de inmigrantes en el aula exige más medios. La principal dificultad de los profesores que soportan estos porcentajes es, aparte del idioma, la diversidad de conocimientos y destrezas que traen estos chicos, explica la directora del colegio Menéndez Pelayo. "Tenemos que revisar la programación de contenidos cada 15 días", asegura.
"El hecho de que cada niño proceda de una cultura, muchos de ellos sin haber pisado una escuela -sobre todo, africanos- dificulta un poquito más el aprendizaje", explica Adela Mas, directora del colegio público Profesor Bartolomé Cosío, de Valencia, con un 75% de matrícula extranjera. "No es lo mismo un ruso o un ucraniano que ya ha ido al cole hasta los 6 o 9 años, que un niño de Senegal que se ha criado en cabañas y no soporta llevar zapatos". Pero la inmigración, asegura Más, "ha salvado al centro", enclavado en un barrio típicamente obrero nacido hace dos décadas de la inmigración nacional que estaba en declive. "Gracias a la matrícula inmigrante y a los proyectos educativos de enseñanza compensatoria el centro tiene más recursos, un profesor más para el Programa de Acompañamiento de Inmigrantes, un psicólogo y un aula nueva de tecnología con 17 ordenadores", explica.
Según fuentes del Consell Escolar Valenciano, la inspección educativa y de Luis García Trapiello, dirigente de la federación de enseñanza de CC OO, "en las grandes capitales, en cada distrito de clase media y obrera la Administración tiene su colegio de inmigrantes", donde envían a lo largo del curso a los niños extranjeros que van llegando. El curso pasado, el 86% de los alumnos extranjeros en la Comunidad Valenciana estaba en colegios públicos.
En Cataluña, 11 escuelas públicas tienen el 70% o más de extranjeros en las aulas. Si se incluyen los institutos, el número aumenta hasta 13. La mayor parte están en algunos barrios de Barcelona, como el Raval o Sants, en la zona central de Cataluña y en Girona, en particular en la localidad de Salt, pegada a la capital. Un ejemplo paradigmático de concentración de inmigrantes y a la vez de buen funcionamiento del centro es el instituto Joan Corominas, en el barrio barcelonés de Sants. La tasa de inmigrantes ronda en este centro el 65%, dice su director, Javier Marsá. "Aquí hay matriculados, por ejemplo, 40 alumnos chinos. La mayoría son brillantes. Han llegado hace un año y sacan 10 en matemáticas. Pienso que el nivel educativo no baja porque haya más o menos inmigrantes, sino porque hay
una cultura de bajo nivel de esfuerzo en el país. Los niños o jóvenes no la ven en la calle como un valor", dice Marsá.

Las familias que escolarizan a sus hijos en el hogar piden acceso a los exámenes de ESO
"Los niños crecen muy rápidamente y no puede ser que estén más tiempo con otras personas que con los padres". Así explica Esther Pérez por qué decidió hace un año educar a sus cuatro hijos de tres meses, 2 , 9 y 12 años en casa. "Así disfruto de ellos".
El mismo ejemplo lo secundan Montse Mora y su compañero, que tienen tres hijos de 12, 9 y 8 años. Los cinco viven en Capellades, un pequeño pueblo de la provincia de Barcelona. "No me gusta el funcionamiento de las escuelas, porque los alumnos compiten entre ellos", señala.
Mora considera que, desde que sus hijos no van al colegio, aprenden más y "están más motivados". "Por la mañana hacemos clase hasta las 12, luego preparamos juntos la comida y por la tarde los niños juegan o hacemos excursiones". Eso sí, Mora admite que "se tiene que renunciar a privilegios materiales". "Por suerte, podemos compaginar el empleo y la vida familiar al trabajar en casa", precisa.
Una quincena de familias que escolarizan a sus hijos en casa, y que se agrupan en la Asociación para la Libre Educación, se concentraron ayer en la plaza de Sant Jaume de Barcelona, frente a la sede de la Generalitat. Su reivindicación: que las administraciones reconozcan su opción. "Es una situación alegal, no está prohibida pero no está tampoco aceptada", explica Josep Boada, padre de 15 hijos. No hay datos oficiales de cuántas familias educan a sus hijos en casa. La asociación calcula que en España rondan el millar.
Boada pide a las autoridades educativas que los alumnos que no van a la escuela tengan la posibilidad de hacer un examen a los 16 años para obtener el título de graduado en ESO. Hoy estos jóvenes no pueden disponer de ninguna titulación hasta los 18 años, y tienen que seguir los mismos pasos que los adultos que se examinan del graduado escolar. Según Boada, ello significa "retrasar dos años" su acceso al bachillerato y a la universidad.
Cada familia sigue su método para educar a los hijos. "En mi caso, la clase de Lengua consiste en escribir una carta al periódico, y la de Sociales en visitar el pleno del Ayuntamiento", explica Anna Ferrer.
"Buscamos una vida lo más natural posible tanto en la educación de los niños como en la lactancia y en el parto", explican Marta Cisneros y Jaume Pous. "La escuela es la vida, y se aprovecha cualquier momento para que los niños aprendan: haciendo la compra o trabajando en el huerto". Buena parte de los que secundan esta opción viven en el campo. En la mayoría de familias, uno de los dos progenitores no trabaja y se dedica exclusivamente a educar a los pequeños.
El Departamento de Educación de la Generalitat recuerda que la escolarización es obligatoria hasta los 16 años. Si uno de sus inspectores detecta un caso de escolarización en casa, visita a la familia para comprobar que los niños estén bien tratados y que no sea un caso de absentismo escolar consentido. La Administración considera estos casos son minoritarios y, en principio, no obliga a los padres a llevar a los hijos a centros reconocidos.












Si aún existiera La clave, el programador lo tendría muy fácil para encontrar una película que arropara inmejorablemente un debate sobre la Gran Depresión de los años treinta: Las uvas de la ira, de John Ford. No es fácil que haya otro filme que refleje con más fuerza, delicadeza y lirismo el mayor trauma colectivo de la sociedad norteamericana de entreguerras.
La primera vez que vi esta película entré al cine con toda clase de recelos. No sé a qué ilustre crítico norteamericano le había leído un comentario bastante displicente. Al salir, pensé que quizá aquel hombre la había visto con un terrible dolor de muelas. Las uvas de la ira es una de las más grandes de uno de los más grandes. La impresionante filmografía de John Ford contiene, al menos, media docena de películas de oro y, desde luego, ésta es una de ellas.
El guión, de Nunnally Johnson, procede de la célebre novela homónima de John Steinbeck. Es la crónica del infierno sufrido por una familia de Oklahoma que ve cómo es expulsada de su hogar y de sus tierras y emprende un viaje hacia California con la esperanza de encontrar una vida mejor. John Ford no dudó en aceptar el encargo. La película le permitía retratar a una familia de gente sencilla y derrotada sometida a pruebas extremas. Eso era algo que le chiflaba.
Más que poética o nostálgica, Las uvas de la ira es una película emocionante y melancólica. Eso sí, la emoción y la melancolía son de primera clase. La mirada de Ford registra cómo se rompen los sueños de estos pobres diablos pero lo hace sin tropezar nunca con el sentimentalismo barato o la cursilería. Y, como melodrama social, resulta soberbio en su equilibrio: John Ford captura el espíritu de una época y denuncia una horrible situación socioeconómica pero elude cualquier tipo de regodeo demagógico. Si yo fuera un director con inquietudes sociales, antes de mover un solo dedo, por puro respeto, me aprendería de memoria Las uvas de la ira.
Es muy probable que la novela de John Steinbeck haya envejecido peor que la película. John Ford posee algo que explica por qué su cine resiste tan bien el paso del tiempo: es ese dominio antienfático del lenguaje del cine, esa sublime ligereza. Como dice de él José María Latorre, no se puede ser más claro ni más moderno. A veces, para justificar la sabiduría narrativa de Ford, se alude a las decenas de películas que pudo rodar antes de comenzar a dirigir obras maestras. Pero si eso fuera cierto, John Ford no sería único. Si el talento se pudiera aprender habría miles de personas que escribirían como Raymond Chandler, actuarían como Cary Grant, pintarían como Goya o jugarían al fútbol como Diego Armando Maradona. John Ford era un genio por lo que lo son la mayoría de los genios: porque hace parecer fácil lo que para el resto resulta imposible.